miércoles, 30 de noviembre de 2011

Fraudes fotográficos



peluche, colocado estratégicamente frente a los restos de un bombardeo, note que el muñeco está completamente limpio aún cuando el resto de la escena es cascajo cubierto de polvo…publicada en Reuters.




la misma mujer, con la misma ropa, la misma cicatriz en su mejilla izquierda, la misma marca bajo su ojo derecho. ¿Fue su casa destruida dos veces? ¿Con dos semanas de diferencia?

En estos ficto documentales podemos observar como los fotógrafos juegan con la imagen para hacer que tenga un alto grado de veracidad,  hacen que la gente crea el significado. las fotografía pierde su veracidad cuando se edita, al igual como pasa con la obra de Fontcuberta (fauna) ahí también podemos observar como juega con las artes visuales para hacer que la gente crea en lo que hizo con estos materiales.
todo esto lo podemos relacionar con lo que dice Katya Mandoki acerca de los ficto documentales. 
Nos hacen pensar lo que no es pero algunas veces esta muy bien hecho el trabajo que muchas personas se lo creen, incluso la gente conocedora de las artes visuales.

jueves, 24 de noviembre de 2011

IMÁGENES DE LA BLANQUITUD


IMÁGENES DE LA “BLANQUITUD”
Es una Solicitación o un requerimiento ético emanado de la economía. “Espíritu del capitalismo” hace la vida practica moderna. Según Max Weber, el ethos que solicita el capitalismo es un ethos de entrega al trabajo, de conducta moderada y virtuosa, de racionalidad productiva, de búsqueda  de beneficio estable y continuo.
Para Weber el capitalismo es el cristianismo protestante, dejó planteada la idea de que la capacidad de corresponder a la solicitación ética de la modernidad capitalista.
Las reflexiones representadas intentan problematizar este planteamiento de Weber a partir del conocimiento de un racismo constitutivo de la modernidad capitalista, un racismo que exige la presencia de una blanquitud de orden ético o civilizatorio.
Se puede hablar de un grado cero de la identidad concreta del ser humano moderno. La santidad económico-religiosa que define a este grado cero de la identidad humana moderno-captalista, que caracteriza a este nuevo tipo de ser humano, es una santidad. Pero no solo en este dato, sino también se hace manifiesta en la imagen que corresponde a esa santidad evidente, en todo el conjunto de rasgos visibles que acompañan a la productividad.
Por el color o la cultura, es una identidad que no puede dejar de incluir, un rasgo muy especial al que podemos llamar blanquitud. La nacionalidad moderna, cualquiera que sea, incluso la de estados de población no-blanca, requiere la blanquitud de sus miembros.
La base huma de las poblaciones raciales e identitariamente blancas de noreste europeo; hecho que hizo que la apariencia blanca  de esas poblaciones se asimilara a esa visibilidad indispensable, que mencionaba La santidad. El rasgo identitario-civilizatorio por blanquitud se consolida en la historia real, de manera casual o arbitraria sobre la base de la apariencia étnica de la población europea noroccidental, sobre todo el trasfondo de una blancura racial.
Los santos visibles  eran también además de todo, de usos y de costumbres blancos abandonó su factualidad y pasó a convertirse en una condición imprescindible. A todos los individuos  de color o simplemente ajenos, no occidentales. La blanquitud permitió que su orden étnico se subordinara al orden identitario que le impuso la modernidad capitalista cuando la incluyo como elemento del nuevo tipo de humanidad promovido por ella.
Podemos llamar blanquitud a la visibilidad de la identidad ética capitalista. Puede decirse, entonces,  que un racismo identitario, promotor de la blanquitud civilizatoria, que no de la blancura étnica, es decir, un racismo tolerante, dispuesto a aceptar un buen numero de rasgos raciales y culturales.
La intolerancia que caracteriza al racismo identitari-civilizatorio es mucho más elaborada que la del racismo étnico. El racismo de la blanquitud solo exige que la interiorización del ethos capitalista se haga manifiesta de alguna manera. Los rasgos biológicos de una blancura racial son una expresión necesaria pero no suficiente de esa  interiorización.
En los países nórdicos del capitalismo más desarrollado, ha fracasado siempre en su empeño de alcanzar una blanquitud plena. Los negros, los orientales o los latinos que dan muestra  de buen comportamiento  pasan a participar en la blanquitud, incluso llegan a ser participes de la blancura.
El racismo étnico de la blancura, aparentemente superado por y en el racismo civilizatorio o ético de la blanquitud, se encuentra siempre listo para retomar su protagonismo tendencialmente discriminador y eliminador del otro, siempre dispuesto a reavivar su programa genocida. Los mass media no se cansan de recordar, de manera solapadamente amenazante, el hecho de que la blancura acecha por debajo de la blanquitud.
A comienzos del siglo XX, la gran mayoría de los alemanes de origen judío cumplían con las exigencias de la blanquitud, y lo hacía con creces. Por eso la disfuncionalidad que la ideología nazi  estaba interesada en encontrar  la población judía.
Un nuevo proyecto de nación, planteaba como indispensable un retorno fundamentalista a la blancura racial como condición de la humanidad moderna, el regreso a una blancura étima o pura, que no pudiera confundirse con la blancura mestiza, solapada por debajo de esa blanquitud tolerante que prevalecía en las naciones de la modernidad capitalista liberal.
La recomposición nazi del estado capitalista pretende la eliminación de ella y la instauración, en lugar suyo, como requisito ineludible para la pertenencia al género humano, de una blanquitud fundamentalista, esto es, de una blancura racial extrema, una blancura aria, que sería la portadora natural de una modernidad renegada.
El arte afirma su pertenencia al nacional socialismo pretende descubrir  la blancura aria, una blanquitud genuina reconquistada y como la marca inequívoca de una vocación regeneradora de la modernidad. Lo único que logra efectivamente con sus figuras economiásticas de la blancura aria es desencubrir o poner de manifiesto el heroísmo suicida cuya necesidad profunda está implícita en la asunción de la blanquitud.
El racismo normal de la modernidad capitalista es un racismo de la blanquitud. Lo es, porque el tipo de ser humano que requiere la organización capitalista de la economía se caracteriza por la disposición  a someterse a un hecho determinante.
Mientras prevalezcan esta organización y este tipo de ser humano, el racismo será una condición indispensable  de la vida civilizada.




sábado, 12 de noviembre de 2011

ANALISIS ICONOLÒGICO DE LAS IMÀGENES


PREICONOGRÀFICO: Se puede observar a un hombra saliendo de la tierra, abajo de la tierra una Sabana, con una gota de sangre, a la derecha un hombre con un niño señalando al hombre que esta saliendo de la tierra y arriba de esto hay una manta o algo similar. Al fondo un lugar desertico.

ICONOGRÀFICO:Este cuadro fue pintado durante la estancia de Dalí en EE.UU., entre 1940 y 1948. Se observa al hombre nuevo levantándose justamente en EE.UU., apoyándose con una mano en Europa, y cuidando muy bien de no lastimar con sus piernas ningún otro continente.
cuando hizo este cuadro anotó algunas palabras, entre ellas "paracaídas", parecería como que el paracaídas ha llevado al globo terráqueo convertido en huevo hacia algún otro espacio donde se lo acoge poniéndole un paño para que se apoye y se pueda realizar el nacimiento. Hay varias personas contemplando el nacimiento del nuevo hombre, entre ellos se destacan la madre y el niño. Obsérvese que esta mujer tiene un cuerpo sexualmente poco definido y tapa su sexo con una hoja de parra poniendo de relieve su pudor. Parecería que el nuevo espacio necesitaría también una transformación.
Obsérvese que no nace un bebé, nace un hombre con toda la posibilidad de reflexión y actuación que eso sugiere, sale un hombre nuevo que parece que sabe donde nacer y en que apoyarse o donde aplastar y donde no lastimar cuando nace.

ICONOLÒGICO: En esta pintura de Salvador Dali podemos darnos cuenta que quiere representar al hombre nuevo como  un hombre que piensa y conoce, sabe donde nacer, es un ser que llega al mundo con conocmiento.

martes, 8 de noviembre de 2011

Mictlantecuhtli


Mictlantecutli o el señor del inframundo, derivado de tecuh-tli "señor' y mictlan "lugar de los muertos", es el dios azteca, zapoteca y mixteca del inframundo y de los muertos (no tenían concepto católico del infierno), también era llamado Popocatzin (de "popoca" 'fumar'), por lo tanto era el dios de las sombras.
Se le representa como el esqueleto de un humano con una calavera con muchos dientes. Asociado con las arañas, los murciélagos y los búhos, al ser dibujado se representaba con cabello negro y con ojos estelares o estrellas.
Junto con su esposa Mictecacihuatl, regia el mundo subterráneo o reino de Mictlán.
De acuerdo con las concepciones religiosas mexicas, esta deidad se representa de forma esquelética o semidescarnada y con feroces garras; al igual que otras deidades nocturnas como la Coatlicue, Mictecacíhuatl y las cihuateteo. Esta impreseionante imagen alude también al Mictlan o región del mundo de los muertos y se le representa en posición amanazadora y con el cabello crespo.
Sobre sale de su caja torácica el higado, órgano relacionado simbólicamente con el inframundo.